Sin Techo

Sus oscuras vidas comenzaban un nuevo dia, bajo el frío intenso a modo de bendición Eclesiástica, en la fuente publica de un parque cualquiera en una ciudad para ellos de igual nombre.
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Carritos de compra que hacían de compañeros, amigos para siempre, estaban repletos de ilusiones perdidas y esperanzas rotas, cumplian sin vacilación el protocolo de almas sin futuro.
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Calle arriba en dirección al lugar donde tantos años han pasado observando con crueldad la vida pasar, aposentados con sus palmas extendidas, unos leen, otros miran y los afortunados duermen.
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Cuerpos maltrechos de una guerra urbana, en el que el fin del conflicto es inexistente, una lucha por la luz entre arboles de hormigón y en cuya sombra abrazan la oscuridad seres sin Dios alguno.