
Lamentate
Mientras reconozco a un hombre nacido de mi espíritu,
la eternidad busca un reloj de pulsera
para sentirse transcurrir
en el lirio inmenso de la noche.
No hay jabón de palosanto
que restañe las heridas, humean libres.
Sobre los lechos crecen las zarzas
y yacen bajo cada piedra los mensajes.
Hay rostros calcados que insaculan
la faz de una ondina anunciada
por un heraldo nostálgico.
La imagen presentida de la mañana
es un camino que se aleja en lontananza
donde hay un rotulo escrito de silencio.
Sin pensamientos, agrega el tuyo
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