
anudada de piernas a tu espalda
paseándonos las ganas ,
deshojada la última margarita
que escondía los ases de la partida,
arrugando horas como olas como prados,
magia en las manos,
regueros de burbujas de cienfuegos de azafranes
nos enervan como rastro de azahares
y la tarde robada pasa
de puntillas
temerosa niña
que oculta la manzana
prohibida
de nuestras carnes mezcladas
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Sin pensamientos, agrega el tuyo
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