
Caigo en tus emboscadas
con reiteración exasperante,
me despeño por los recodos
de tu cuerpo que cimbrea
soy la nota que falta a tu balada,
la certera corchea
que da ritmo a tu alma
esta cárcel de espanto
que te espera con las rejas abiertas.
Ven a ensayar tu lamento
en el borde convexo de mi oído
transfórmame las uvas del desasosiego,
quédate ciego en mi presencia.
Sé displicente y rudo como sabes,
sin perder la paciencia y la templanza.
Juguemos a volar: sé mi Altazor,
mi Ícaro: derríteme las alas,
para que no me quede escapatoria,
y aterrice en tu nido,
me pierda en la maraña de tus besos,
me hunda en ese océano de tiempo:
destilar de los cuerpos,
licor de pan y versos.
No se repite, no,
es siempre nueva,
la magia en tu cintura;
tus inventados besos,
tu indecorosa manera
de morir y renacer entre mis piernas.
Alejandra Menassa
4 pensamientos:
Magnifico poema, Alejandra. Veo depurada maestria en tu poesia, palabra exacta y variación de imagenes profusamente trabadas.
Nos seguimos viendo, amiga.
Un abrazo.
Gracias Perfecto, me encantó tu lectura tan precisa.
Un saludo, nos vemos, por supuesto.
Muy lindo y buen poema.- Es como una súplica a una condena("...que no me quede escapatoria...")porque ya has probado ese amor imperfecto y sucumbirás mil veces a su seducción engañosa.-Te dejo mis estrellas.-
Hola Ali: ¿Cuándo no es engañosa - maravillosa a la vez- la seducción del amor? jeje.
Besos y gracias
Alejandra
Publicar un comentario