No amanecen las mañanas en tu ausencia,
ni se apaga ese foco vespertino
que a veces llamamos sol, a veces esperanza.
No se rompen los suspiros cristalinos
que descansan en la calma de los lagos,
ni se funden mis antojos e ideales con tu sino.
Todo el pulso que rodea mi existencia.
se somete a un estado de paciencia
camuflada de tranquila, disfrazada de cordero.
Mientras yo, exaspero a mi deseo
con promesas de que hoy sí volverás,
aunque sea con el fin de despedirte.
Desde entonces faltan horas
que contar en mi reloj, sobra el tiempo
que separara a tu presencia de la mía.
Y por eso mis palabras, como gotas
de una lluvia que ni empieza ni termina,
se desprenden del cielo de mi deseo,
precipitan en mi solitaria vida
y se estrellan con la cruda realidad
de que hoy, todavía faltas tú.
2 pensamientos:
Un hermoso poema de amor.
Mis felicitaciones.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras querido amigo. Un abrazo.
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