
Hago el amor con las letras,
las acaricio, las devoro
y de ese acto devoto, quedo encinta.
La gestación apenas dura horas
y paro palabras ente dolor y placer,
llanto, risa y demencia.
Y las amo, como hijas,
Me obsesiono con su vida.
Mis palabras, imberbes aun, se relacionan,
eclosionan, emocionan, decepcionan.
Las mezclo con las tuyas y
con las viejas palabras, con las maltrechas,
las escritas, las habladas,
las pensadas y las sentidas.
Todas ellas son palabras,
son paridas, son queridas...
¡son mis hijas!
Mi alma volcada en signos, mi desdicha.
Sin pensamientos, agrega el tuyo
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