Tenía una esbelta figura en aquella nochede grandes lobos.
Corría sobre su piel el silbido huracanado
del viento negro de la madrugada.
Con humano abrazo rodeaban sus cuerpos
en la inquietud de las sombras.
De pronto, ligeramente y sin tocar a nadie
el viento se hizo suave.
Entonces en el bosque llegaron los besos aturdidos
de sus carnes abiertas,
las manos venideras del encuentro
y las cinturas apretadas
invadiéndolo todo.
Tenían la esbelta figura de una pantera
declinando el amanecer,
sin destino.
*Cuadro: "Pongo violeta aquí". Miguel Menassa














1 pensamiento:
De pronto ligeramente, el llanto de su figura se cierne sobre la piel del que lo lee. Hermoso escrito.
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