Como todos los años llegada esta época viajábamos a un pueblecito de la Bureba, eran otros tiempos y yo apenas levantaba dos palmos del suelo.*
El pueblo era (como yo) pequeño con una calle central que lo atravesaba de principio a fin.
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La calle era estrecha apenas pasaba un coche por ella, estaba claro su antiguedad y la de sus casas todas adosadas franqueando ambos lados de la calle principal.
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Frente a mi casa había una fuente de sonido eterno, casi ancestral en la que seres cuadrúpedos y los otros bebíamos su fresco líquido y junto a ella.......
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La morada del entrañable, un ser que a mi corta edad, su hoy recuerdo me habla del eterno.
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El más viejo del pueblo, su andar lento, cansino nos indicaba sin lugar a dudas lo largo de su vida, nadie ni el sabia la edad de aquel afable y sonriente ser.
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Se sentaba a un lado de su hogar, en un taburete que como el era muy antiguo, probablemente hecho por el mismo hacia ya una eternidad.
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Observaba el pasar del tiempo y el nuestro, a veces dormitaba por unos minutos, pocos ya que en un ratito de observación se le veía tan pronto saludar como reclinar su delicada cabeza a un lado cerrando sus ojos.
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....................Continuará.
2 pensamientos:
y la paz y la melancolía lo alcanzan vivo todo
esto de continuara me deja pensando muchoo!!!
un beso grande
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