
Entre mis dedos fuiste como el arpa
en un rincón, que el alma adormecía,
cubierta del olvido y sin pensar
volver a ser nueva melodía.
Por el viento sediento de emociones,
fuiste esa nota que renacía,
al frágil remover de los arpegios
hambrientos de versos y ternura.
Fuiste cuerda,viento fuiste
huracanado, que pasó...
rozando el arpa de mi vida,
Apenas arrancabas un sonido
reventador de luces y alegrias,
apenas encadenabas la ilusión
con los poemas
y el arpa a tu contacto, sola revivía.
Llegaste de improviso y yo escuché,
antes de irte, y dejar inacabada
la última sonata que, de los cielos,
para que tú la tocaras
se compuso, en el panel del alma mía.
Yo perdí y me dejaste rota y en pedazos,
el arpa sin melodía.
Publicado en Poemas de Blogs
Sonata de Donizetti
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