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Abierto el frasco de la vida,
así el Nescafé cada mañana,
espesura de espirales removida
al calor de la leche,
al dulzor de la entrega.
Acercarla y retraer el sorbo
sin rozar los labios ni la lengüa,
con el beso por años retrasado,
por no apurar de un solo trago
el goce que me queda;
por no vivir de sobresalto
ni traer a la entreabierta
el resto de los años
que, en el fondo de la taza,
se hacen poso y humareda.
De lento el azucar se disuelva
y apurar despacio la fragancia,
amarga y dulce, de mi espera.
En la mañana del domingo 7 de mayo, 2009
1 pensamiento:
comparativa realidad...
lo cotidiano y la continua espera , lo que se tiene por demás
y ni se aprecia, a veces,
hoy hecho un poema,
convertido en un monumento
a tu ansiada espera...
te dejo un beso.
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