
Cuadro: El tacto. Louis Lagreneé
Antes de todo, agradezco la amable invitación a participar en este blog, que acepto de buen grado. Saludo a todos los compañeros de publicación y especialmente a nuestro anfitrión. Gracias.
Ahí va mi primer poema:
SEXO ORAL
Ven aquí, déjame que atraviese tus miedos con mi dicha,
déjame que deshaga la niebla de esta noche, que fulmine tus dudas,
déjame que te nazca, que te moldee como arcilla o como piedra,
sé mi antorcha, mi faro, sé mi niño y mi padre,
hazme la señal de la cruz en el regazo, sé irreverente, excomúlgame,
Dime que soy tu pecadito, tu luz extinguiéndose,
dime que Diógenes ya no busca más con su farol
porque me halló en la noche,
y prefirió dormir conmigo los siglos que le restan.
Dime que en el poema está permitido disentir,
está permitido gritar, está permitido para mí:
-ser de la ausencia, mutilación atómica,
dueña de la oquedad, orquesta sin batuta-,
pronunciar las palabras que me hagan libre,
desear deseos, centelleantes bengalas contra toda desidia.
Dime que me dejarás desgarrar la noche con mi alarido,
dime que conversaremos hasta extinguir
con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después,
con el punto y coma de los besos.
Hablemos, hablemos, dime que las palabras
son un suelo firme, un elixir contra el hastío;
Exprímeme como a un fruto,
líbame hasta secar todas las humedades,
márcame con la marca invisible del deseo,
acósame, derríbame, se mi bestia, mi dinosaurio feroz.
Sé mi enemigo venial y mi amigo mortal,
perfórame las horas,
Háblame, háblame.
Que no hay sexo más atroz que la palabra.
Alejandra Menassa
Ven aquí, déjame que atraviese tus miedos con mi dicha,
déjame que deshaga la niebla de esta noche, que fulmine tus dudas,
déjame que te nazca, que te moldee como arcilla o como piedra,
sé mi antorcha, mi faro, sé mi niño y mi padre,
hazme la señal de la cruz en el regazo, sé irreverente, excomúlgame,
Dime que soy tu pecadito, tu luz extinguiéndose,
dime que Diógenes ya no busca más con su farol
porque me halló en la noche,
y prefirió dormir conmigo los siglos que le restan.
Dime que en el poema está permitido disentir,
está permitido gritar, está permitido para mí:
-ser de la ausencia, mutilación atómica,
dueña de la oquedad, orquesta sin batuta-,
pronunciar las palabras que me hagan libre,
desear deseos, centelleantes bengalas contra toda desidia.
Dime que me dejarás desgarrar la noche con mi alarido,
dime que conversaremos hasta extinguir
con las palabras el silencio, para hacerlo nacer después,
con el punto y coma de los besos.
Hablemos, hablemos, dime que las palabras
son un suelo firme, un elixir contra el hastío;
Exprímeme como a un fruto,
líbame hasta secar todas las humedades,
márcame con la marca invisible del deseo,
acósame, derríbame, se mi bestia, mi dinosaurio feroz.
Sé mi enemigo venial y mi amigo mortal,
perfórame las horas,
Háblame, háblame.
Que no hay sexo más atroz que la palabra.
Alejandra Menassa
6 pensamientos:
ni que más se preste a equívoco
un beso
Hola Santi, gracias por leer mi primer poema en Poetízame. Nos vemos en la Feria,
Besos
Buena subida, muyy buena de veras... te felicito desde Bs As
besoo
Muchas gracias, visitaré tu blog para leer algo tuyo.
Saludos greece-boy.
Alejandra
Los peores delitos y los mayores atropellos se cometieron y cometen con la palabra... que por otra parte es la condición sexual de tantos por más que la revistan de estrellas y burdeles.
¿Y eso es porque tienen atrofiado el seso de pensar con tantas x que nadie les despeja?
Más seso a la cosa de hasta con x y estaríamos en otro mucho mejor mundo donde la cobardía de los atropellos perpetrados desde las mayores hipocresías no se darían.
Hola Carmen: no sé muy bien qué reivindicas en tu comentario. Yo en mi poema reivindico la palabra poética. El lenguaje sin el hombre como sustento no es nada, no hay lenguaje sin sujeto, yo no me atrevería a demonizar a la palabra. Y el sexo es una palabra más.
Gracias
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