Campo

-Espera muñeca, voy a dar la luz, esto está muy oscuro. Cuando lo hizo mi sorpresa fue enorme.
-Aquí vienes con tu familia los fines de semana?
-¿Familia? Qué va. Esto es mío, aquí sólo entro yo.
-Mm. ¿Es mi imaginación o todos los objetos que estoy mirando están..rotos?
-Buena frase. Todo está..roto. Y me gusta así.

Sillas reparadas con trozos de alambres, nevera sin asa para abrirla, sofá sin una pata, calentador sin tapa, cacharros de cocina del año 1910. Un lugar enorme, sin un mínimo de calor, de color, de estilo personal. Solo cosas útiles y rotas reunidas en un espacio grande. Sin embargo, en el salón encontré una antigua biblioteca con muchos libros, llenos de polvo, solitos, abandonados. Eran reliquias. Me dijo-Si quieres llévate algunos, eran de mi madre (ya fallecida) y ahí están desde siempre. -Vale, luego los miro- dije.

-¿La habitación?
-Pasa, mírala tu misma. -No había cama, sólo un colchón en el suelo.- Las sábanas están limpias, y yo me he duchado para ti, muñeca.
-Ya, tu pelo brilla, no sabía que era capaz de hacerlo. Joder, ¿Una escopeta?
-Muñeca, estamos en el campo, por la noche esto está muy oscuro y a veces se va la luz, no es tontería, tienes que estar preparado, puede acercarse cualquier delincuente y no te enteras, la tengo para asustar, creo que no está cargada.
-¿Creo?
-Si, me la dio mi padre y ahí se ha quedado, no la he tocado.
-Ya.
-¿Una birra?
-No bebo. Me mareo enseguida.
-Joder, eres como Heidi. Ven, vamos a sentarnos.

Comenzó a besarme.

-Espera.
-Qué, muñequita.
-Tengo que decirte algo.
-Dime- Sin dejar de besarme.
-No lo he hecho nunca.
-¿Qué? Se llevó las manos a la cabeza y se puso de pie, lentamente.
-Qué, qué.
-Esto cambia las cosas.
-¿Por qué?
-No podré tratarte como..
-¿Como a una prostituta?
-No iba a decir eso.
-Mira déjalo, llévame a casa. Esto no marcha.
-Iba a decir 'cómo tenía pensado tratarte'. Ven. Y comenzó con sus palmaditas en el colchón para que me acercase.
-Ahora no quiero, estoy cabreada, quiero irme a casa.
-Veen- Finalmente voy y me siento a su lado.
-¿Qué?¿Tienes miedo?
-Muñeca, no me desafíes, la que tiene miedo eres tu.
-¿Yo? Eso te crees tu. (Mierda, por qué no me habré acostado con el italiano gilipollas, al menos ahora tendría algo de experiencia).
-Tranquila..

Comenzaron los besos, más besos. Va a quitarme la ropa, coño, ¿que bragas me puse? ah si, las nuevas. Me dejo, me dejo.... Joder me estoy ahogando, que pare.... No, no, que no pare. Me va a doler....guau...,joder... me muero. Si este capullo cree que ......por unos besitos y caricias me va a tener en el bote, está muy equivocado. ¿Qué?... No lo dejaré hacer eso.. Si, si lo dejaré, que lo haga. ¿Y eso? eso no..no..si, no pasa nada, déjate de mariconadas, que lo haga. De pronto escucho, en el absoluto silencio de la noche, un 'uf, muñeca, qué piel'. Sólo eso bastó para explotar, y exploté......

Me miró a los ojos y dijo -¿Estás bien?
-Si ...¿Volvemos mañana?- Y los dos soltamos la carcajada..
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2 pensamientos:

Anónimo dijo...

ay, andrea, qué gusto dejarse llevar por ti en las letras, qué gusto dejarse llevar por ti en todo

Andrea dijo...

Ante todo dar las gracias a Antonio por invitarme a participar en su blog. Me ha hecho ilusión. Un saludo también a todos los que coincidimos en este espacio.


Santi, gracias, siempre me elegran tus palabras. un beso enorme.

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