Desde...

Desde el umbral de mi infinita
soledad
Te prevengo
Que me gusta contemplar
Los crepúsculos frente al mar
Y en las noches de luna llena
Con los pies descalzos
Golpear suavemente la marea
Sentir la calidez de la brisa
oceánica
Y sobre todo
Conjugar el verbo amar con un cuerpo
De mujer tendido en la arena

Me gusta mi patria en sus cuatro
Puntos cardinales
Me gusta el Cibao y su fuego vegetal

De ahí vengo yo
En el me siento bueno
Capaz de darme por entero
Abrazar sus montañas
Correr como un loco por sus valles
Volverme uno con sus ríos
Renacer en cada espiga
De arrozal maduro
O convertido en leche o miel
Ser absorbido por el pan de tus
labios

Amo el sur con su sol agreste
La ferocidad de las guazábaras
Y de las bayahondas
Los platanares infinitos
Me excita el lago y sus interminables
Manantiales
Perderme en la sierra de Neyba o
el Bahoruco
Cual cacique sublevado
O como la desembocadura de sus ríos

Abrazarme eternamente al Caribe
Pero sobre todo presentir
Tu cuerpo junto al mío

Me embriaga el este y su extensión
Profunda
¡Cuanta llanura!
Con sus inconmensurables playas
cristalinas
Sus naranjales y cañaverales
Sus bahías y Península
Y ante todo la miel con que
endulzas
Las palabras que llevas hasta mis
oídos

Me gusta Santo Domingo
Y sus interminables aguaceros
Sus viejas calles, sus plazas
Sus monumentos coloniales
Pero sobre todo

Me gusta Santo Domingo
Porque te acunó en su nido
Porque me dio las calles
Que tantas veces tú anduviste
Porque aun conserva tu perfume
De rosas
Que por doquier tú regaste
Y sobre todo y a pesar de todo
Me gustas tú
La niña que ha despertado
Mis pasiones dormidas
La que por su dulce voz
Hoy de nuevo escribo.

6:18 PM
9/12/2003