El hambre paseaba contenta por sus calles, la sed parecía evitar la lluvia, como si le gustaran los trajes amarillos y el olor a sudor, aquellos de cabello del mismo tono de sol parecían indiferentes, sin embargo las sonrisas nunca abandonaban sus rostros, medio angustiado invite a las arrugas a una “chicha”, comprendido pero agradecido, en ecos hablaba de gobierno, de malos años y que las crías no conocían a nadie mas que a la miseria, nana que los ha paseado siempre, ¿como no sonreírle si ha sido como una madre en las calles?. Como en los tiempos que no existía la palabra, como en los tiempos en que la mirada los acostumbraba a la camada y no se pensaba en nada aparte de ella, obligados y ya sin pena abrazaban al extraño, amablemente alguno acariciaban esas necesidades como si ese gesto alcanzara para un almuerzo, mientras la timidez alejaba a los viejos… ellos llevan guerra en la sangre, agricultura en las manos y desolación en la mirada, ya débiles, los dientes que faltan dejan percibir el suspiro que abandona la esperanza de un mejor presente para los que vienen, la señora de la esquina, bajo la sombra de la cruz que le refresca, parece olvidada en ese rezo que invita al soplo vital abandonarla. Las bestias no podían ser alimentadas, ellos mismos se sentían como ellas, aun las jerarquías no llegaban a imponer dignidad sobre nada. Sin embargo, esos que ya no sintieron el calibre en sus manos sueñan con convertirse en humanos y poder amarlas… Ojala no equivoquen, su naturaleza les ha dado la invitación a una gran era, mientras el útero de la tierra siga en paz y le comprendan, su belleza seguirá siendo la flor del istmo, olviden sus muertos recuerden que dio$ esta creado a semejanza nuestra, no es un país el que lo esta exigiendo, si no sus hijos.
Presentación de Besos para Catulo
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El próximo día 9 de enero, en el Salón de Actos del Teatro Romano de
Cartagena se presenta Besos para Catulo, donde 171 poetas han versionado el
Carmen ...
Hace 3 meses
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