
Aquí te espero, en la cama, hace frío. Imagino el hueco de tu cuello, está tibio y huele bien, a piel y deseo. Date prisa ¿no ves que estoy temblando? ¿no ves que me muero de amor? Te apretaré tan fuerte que pedirás clemencia, y luego acabarás riendo, como siempre. Apoyaré mi cabeza sobre la almohada, elevaré mis brazos y sonreiré, ofreciéndome feliz. Haz conmigo lo que quieras y bésame mucho, que estoy hambrienta y ebria de ti. Permite que me quite la máscara, la dejaré en la mesilla, ahora comienza lo bueno, lo único real, lo que vale, el contacto, el juego. Y luego, cuando llegue la calma, me dirás que me quieres con esa mirada que tanto me gusta, entonces habrá sido un día perfecto.
Imagen: Yayusa-photo.net
1 pensamiento:
Precioso, Andrea. Lleno de ternura y sensualidad. Un beso,
V.
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