Te observo, me observas...
y me conformo con eso.
Después de tantos excesos,
dime tú, ¿qué más me queda
que resignarme al cruel hecho
de que él ya no me quiera?.
Inútil es el esfuerzo...
mientras le observo se aleja,
pero me observa a lo lejos.
Si su mirada se acerca
sus ojos son los espejos
que mi esperanza reflejan.
Es su orgullo, pese a esto,
quien anda emitiendo quejas...
no se fía de los besos
que sólo la escarcha dejan.
Baja la mirada al pecho
y yo la bajo a la tierra.
Es sólo cuestión de tiempo
que estos estúpidos versos
sean ceniza de la hoguera.
Reseña de Diario de Pueches por Leandro LLull
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El empalme entre experiencia y escrituraPOR LEANDRO LLULL
Lejos está este diario de ser la contracara de un libro, fuere de la propia
autora (*Puelche...
Hace 22 horas
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