Hace unos días mi corazón-órgano fuerte-
Que creí que vivía entre corazas imperturbables
Sufrió un gran apagón, se le congelaron las alas
Caída libre entre una gran tormenta de nieve, ahogo
Se le fundieron los fusibles de golpe, explotó
Sin avisos, sin ecos, sin rótulos, sin repuestos
Y por unos momentos imprecisos estuve a tientas
Surcando la oscuridad, incluso pude tocarla, tangible
Con los dedos de mis manos, estaba fría.
Y, yo, ciega de mí y con movimientos de garza
Toqué siluetas grises que me obligaban caprichosas
A acompañarlas entre el silencio, silencio fosco
Silencio tan solo abatido por un latido lejano
Lejano, lejano, cascos de caballos en el oeste
…que no conseguían hacer eco entre los muros
Muros que tan solo existían en mi pecho.
Pero qué será que ya no lo siento a oscuras
Vuelve a brillar entre naufragio y naufragio, valiente héroe
Las tinieblas ya no son participes de este sentimiento
Qué será que a pesar de su desdicha, de su rencor
De su dolor, de sus cicatrices, de sus heridas sangrantes
Sigue iluminando como un faro, es tan contradictorio
Qué a veces me inquieta, me sobresalta su lucha
Busca a un verdadero marinero que sepa amarlo
Qué comprenda que no es cosa de uno sino de dos
Lo colme de atenciones, le abrigue en las noches más frías
Qué sepa navegar sin miedo entre olas gigantes y sin dueño.
¿Seré yo la elegida para acompañarlo en este viaje?
Por de pronto he decidido abrazarlo y colmarlo de atenciones
Si un día decide quedarse conmigo, no habrá más derrotas
Ni más fusibles fundidos, brillaremos, brillaremos entre ocasos
Ya ninguno volará solo por el intenso mar del cuerpo
La eternidad será quien nos bendiga con sus dulces cánticos.
SILVIA OCHOA AYENSA
Que creí que vivía entre corazas imperturbables
Sufrió un gran apagón, se le congelaron las alas
Caída libre entre una gran tormenta de nieve, ahogo
Se le fundieron los fusibles de golpe, explotó
Sin avisos, sin ecos, sin rótulos, sin repuestos
Y por unos momentos imprecisos estuve a tientas
Surcando la oscuridad, incluso pude tocarla, tangible
Con los dedos de mis manos, estaba fría.
Y, yo, ciega de mí y con movimientos de garza
Toqué siluetas grises que me obligaban caprichosas
A acompañarlas entre el silencio, silencio fosco
Silencio tan solo abatido por un latido lejano
Lejano, lejano, cascos de caballos en el oeste
…que no conseguían hacer eco entre los muros
Muros que tan solo existían en mi pecho.
Pero qué será que ya no lo siento a oscuras
Vuelve a brillar entre naufragio y naufragio, valiente héroe
Las tinieblas ya no son participes de este sentimiento
Qué será que a pesar de su desdicha, de su rencor
De su dolor, de sus cicatrices, de sus heridas sangrantes
Sigue iluminando como un faro, es tan contradictorio
Qué a veces me inquieta, me sobresalta su lucha
Busca a un verdadero marinero que sepa amarlo
Qué comprenda que no es cosa de uno sino de dos
Lo colme de atenciones, le abrigue en las noches más frías
Qué sepa navegar sin miedo entre olas gigantes y sin dueño.
¿Seré yo la elegida para acompañarlo en este viaje?
Por de pronto he decidido abrazarlo y colmarlo de atenciones
Si un día decide quedarse conmigo, no habrá más derrotas
Ni más fusibles fundidos, brillaremos, brillaremos entre ocasos
Ya ninguno volará solo por el intenso mar del cuerpo
La eternidad será quien nos bendiga con sus dulces cánticos.
SILVIA OCHOA AYENSA
1 pensamiento:
El corazón siempre renace, nunca se rinde a estar solo...
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